Sólo Italia, Francia y Reino Unido tienen sistemas para elegir alcaldes como quiere el PP.
El anuncio de una reforma de la ley para cambiar el sistema de elección de los alcaldes ha generado mucha polémica entre las formaciones políticas y la opinión pública. El debate, sin embargo, no es de carácter técnico, sino político. Desde hace tiempo, el PP ha tenido en mente, y en su programa, la idea de que es conveniente que se haga con la Alcaldía la fuerza más votada en unas elecciones municipales, y no a una coalición entre «cinco que han perdido». Sin embargo, el camino hacia el que parece encaminarse la reforma es el minoritario en Europa.
En realidad, todavía no está claro qué prepara el Gobierno, si un cambio en la forma de elegir al alcalde, en la de repartir concejales o ambas. Pero los expertos creen que podría seguir los pasos de la propuesta de Matteo Renzi. «En Italia, la distribución de escaños se hará a nivel nacional con método proporcional. Sin embargo, la gracia estriba en que habrá un premio di maggioranza. Aquella lista que supere el 35% de los votos será recompensada con un bonus de hasta el 18% de los escaños. Eso sí, ningún partido o coalición podrá superar el 55% del total de escaños en la Cámara, con lo que el tamaño de este bonus será variable. En todo caso, supondrá tener una mayoría absoluta siempre. Si ninguna lista consigue superar ese 35% para recibir la bonificación, se realizará una segunda vuelta entre las dos más votadas. El ganador en esta segunda vuelta obtendrá el 53% de los escaños. Los restantes se reparten proporcionalmente entre los partidos», explica a EL MUNDO Pablo Simón, investigador en sistemas electorales de la Universidad Libre de Bruselas.
Sin embargo, no es ésta la práctica habitual en Europa. La mayoría de los países (ver tabla) tiene un sistema proporcional sin bonus para la elección de alcaldes y/o concejales, si bien los grandes, como Francia, Alemania o Reino Unido optan por fórmulas diversas: mayorías a dos vueltas, sistemas mayoritarios simples corregidos en algunos länder o con voto único, en Irlanda del Norte.
«No creo que podamos hablar de sistemas mejores o peores, sólo que algunos priman principios diferentes; bien la gobernabilidad apoyada por la mayoría o bien el acuerdo entre representantes electos. Eso desde una óptica meramente normativa, porque desde la óptica de la gestión hay variables mucho más relevantes que el sistema electoral; autonomía local, densidad del municipio, modelo de gestión de servicios, modelo de financiación...», indica Simón.
Eso sí, hay un matiz. «Normalmente el sistema electoral en vigor en cada país depende de la evolución histórica de sus sistemas políticos. No hay una pauta de convergencia entre países, pero sí suele haber congruencia entre el aplicado en las elecciones generales y en las locales, ya que suelen ser de la misma familia, sea proporcional o mayoritaria». Algo que cambiaría en España, ya que se dejaría intacto el sistema para las autonómicas y las generales.
POBLACIÓN
Según el número de habitantes; en Alemania, depende del länder.
Uno de los primeros elementos para analizar las diferencias entre los sistemas de elección en comicios municipales es el tamaño de las poblaciones. La mayoría de los países (Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Irlanda, Noruega, Portugal, etcétera) tienden hacia la homogeneidad, por lo que el sistema es siempre el mismo, independientemente de si se trata de aldeas, pueblos o grandes ciudades. En Francia cambia a partir de los 3.500 habitantes. En Grecia, de 5.000 habitantes, Y en Italia, a partir de los 15.000. En Alemania no depende en sí del tamaño, sino de la geografía, con enormes diferencias de länder a länder. Algunos, como Renania del Norte-Westfalia o Schleswig-Holstein, por ejemplo, optan por sistemas mayoritarios, mientras que la mayoría se descanta por proporcionales. Y algo similar ocurre en Reino Unido. Inglaterra, Escocia y Gales se decantan por mayorías simples, mientras que Irlanda del Norte opta por el llamado voto único transferible, «con lo que se puede marcar el orden de todos los candidatos y son elegidos en función de si han obtenido una cuota, transfiriéndose los votos entre candidatos en un complejo sistema de recuento». En España hay también una diferencia no demasiado conocida en función del tamaño de los municipios. Así, en pueblos de más de 250 habitantes se vota a listas completas, cerradas y bloqueadas. Pero cuando son más pequeños, cambia completamente y se pasa al régimen de Concejo Abierto, y se puede votar a más de una persona (en función del número de concejales a elegir). Tras cambiar la Ley Electoral en 2011, el anterior régimen obligatorio de Concejo Abierto para los municipios de menos de 100 habitantes pasó a ser voluntario.
POR FAMILIAS
El proporcional es el favorito.
Una de las grandes disputas teóricas en la ciencia política, quizás la más conocida, es la que hace referencia a los sistemas electorales y las familias en las que se agrupan. Los países, así, tienden a dividirse en torno a dos opciones principales: los sistemas proporcionales (como el español) o los mayoritarios (Francia, Inglaterra). En Europa, los proporcionales son la elección preferida por un amplio margen. Eso sí, no en todos impera lo que se conoce en la literatura académica como strong mayors, alcaldes fuertes. Es decir, grandes personalidades con amplios poderes. En otros países, independientemente del sistema proporcionales, se opta por gestores (city managers, típico en EEUU). En algunos casos, los concejales tienen capacidad legislativa, pero menos poder e influencia sobre el personal en sí del ayuntamiento, que tiene un perfil más tecnócrata e independiente.
EL BONUS
El premio al partido ganador ya se utiliza en Francia, Italia o Grecia.
De entre las opciones que estudia el Ejecutivo, la posibilidad de dar un bonus a la lista más votada es una de las que más suena. En España no es conocida, pero en otros países, como Italia y Grecia, se usa a nivel nacional desde hace tiempo. Una forma de premiar al partido ganador y de evitar que una coalición del resto pueda impedir formar Gobierno. Francia y Grecia tienen un bonus para las alcaldías. E Italia también, donde sólo cambia el tipo de elección (a una vuelta o a dos) en función de la población.
A QUIÉN VOTAS
España y Portugal, únicos casos con listas cerradas y bloqueadas.
De entre todas las diferencias por países de nuestro entorno europeo, donde seguramente haya más diferencias es en el apartado del destinatario del voto. En las elecciones municipales hay tres opciones: votar al candidato para alcalde, votar al partido o a ambos. E independientemente del tamaño del municipio, o del tipo de sistema electoral, encontramos una gran variedad. Así, por ejemplo, los sistemas con listas flexibles, como Austria, Holanda, Suecia, Dinamarca o Finlandia «permiten votar al partido directamente o bien dentro de la lista, a veces con opción de marcar preferencias ordinales, a veces con preferenciales discretos. En algunos sistemas hay umbral de votos para ser elegido concejal, como en Suecia, pero en otros como Dinamarca no lo hay», aclara Simón.
No es el caso de España y Portugal, donde las listas cerradas y bloqueadas (únicos casos que quedan así entre los sistemas proporcionales europeos) hacen que lo único que importe en realidad sea el partido. El cambio electoral que estudia el PP, al igual que hace unos años había hecho el PSOE, no modifica esto.
CUÁNTAS VECES VOTAS
Del un solo voto español al tantos como concejales de Reino Unido.
Salvo en el caso ya mencionado de los pueblos de menos de 250 habitantes, en España las elecciones municipales suponen emitir un solo voto, hacia una lista. Es algo habitual en Europa, pero ni mucho menos la única posibilidad. En Austria, por ejemplo, en cada comicio el ciudadano emite entre uno y tres. En Bélgica, Francia, Irlanda, Noruega, algunos länder alemanes o el Reino Unido, tantos como concejales haya en juego. En Italia, en cambio, se dan dos votos, pues se elige por un lado a la Cámara (la asamblea municipal) y por otro directamente a su presidente. Son dos procesos diferentes, pero que van de la mano, pues los resultados de ambas son determinantes para la composición final y la gobernabilidad de facto del municipio.
OBJETIVOS DEL SISTEMA
Ahora no hay desproporcionalidad.
Desde un punto de vista técnico y no político, ¿necesita España un cambio? Los politólogos creen que importarlo sin más no es buena idea. Y desde la óptica redistributiva, no se están produciendo resultados no «monotónicos» (que saque más escaños una fuerza menos votada) y que la proporcionalidad es notable en municipios de más de 5.000 habitantes, con la barrera del 5%. Éste, dice Simón, «es el único aspecto en el que se puede justificar técnicamente una reforma, ya que la lista cerrada y bloqueada impide una rendición de cuentas individualizada».
Fuente: El Mundo
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